Daniel Delgado Lorenzo
LOS LADRONES Y FANTASMAS DEL TIEMPO. Los ladrones de tiempo son como la mafia en Italia. Todo el mundo los conoce, pero no se puede hacer nada contra ellos por falta de pruebas. Y, además, son peligrosos. Nos hacen mucho daño. Se impone, por tanto, hacer algo. ¿ Quiénes son estos ladrones ?
. Nos hemos limitado a señalar a los mafiosos. Pero este no es el problema. El problema son las pruebas. Conocemos a los ladrones, e incluso en infinidad de ocasiones sabemos lo que hay que hacer, lo que hay que hacer para prevenir e incluso lo que hay que hacer para curar. Y, sin embargo, las cosas siguen igual. El problema es que se trata de temas y soluciones que llevamos toda la vida escuchando. También puede ser que estos ladrones no nos proporcionen esas pruebas de las que hablábamos anteriormente, sino tan solo sospechamos. Y que duda cabe que estos ladrones son peligrosos. Nos hacen mucho daño. Algunas soluciones óptimas pueden ser :
El mundo en que vivimos hoy es agobiante. El agobio comienza todos los días, cuando al amanecer se inicia una verdadera lucha por llegar a la oficina : atascos, colas, ... Puede parecer que el fenómeno del agobio está siempre en lo colectivo, que es un rasgo característico de la sociedad en que vivimos. Y eso sería un error. El agobio tiene mucho de personal. Por eso, los remedios del agobio tenemos que buscarlos también en la propia dimensión de la persona. Este es nuestro fantasma permanente, que está presente continuamente en nuestro tiempo: el agobio. Hay muchos fantasmas dentro del mismo:
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Otro mundo agobiante es el de la información: periódicos, revistas, radios, televisión, ... se necesita tiempo para digerir toda esta información. . Nadie puede escapar del fenómeno del agobio. REMEDIOS FRENTE AL AGOBIO : . * PERCIBIR Supone tomar conciencia y buscar las causas que producen el agobio. * PREVER También hay que prever. No es fácil prever. Pero hay que acostumbrarse al ejercicio de la previsión. Buena parte de las sorpresas se pueden prever. Hay que acostumbrarse cada día al ejercicio de la previsión. Buena parte de las sorpresas que nos llevamos se podrían haber previsto. Estamos acostumbrados a conservar. Nos cuesta trabajo romper un papel, pero si no lo rompemos, serán los papeles quienes terminarán agobiándonos. Por lo tanto, Tenemos que ejercitarnos en los sistemas de reducción.
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